Exposición «Nuevo paisaje para un viejo cementerio»

Esta exposición recoge una selección de láminas, dibujos y maquetas que forman parte del Proyecto Final de Carrera de
la arquitecta Guayente García Sanmartín, profesora de Historia en la ETSAB y parte del equipo de aZCÓNarchitectures
desde 2018.

En él se explica una propuesta, desde el campo de la academia, en la qué se intenta descubrir a la ciudad el gran potencial
arquitectónico, artístico y social que encierra el cementerio de Poblenou. El proyecto trata de volver a conectar la ciudad con
el mar a través del programa del cementerio abriendo este al barrio de Poblenou, como un gran parque que se va ocultando,
tratando de recuperar la antigua zona inundable de la Llacuna y la conexión del lugar con el agua. Como una nueva etapa del
cementerio que busca un lugar de reflexión y de silencio dentro la ciudad, este parque intenta buscar la esencia de la vida: el
cielo, la tierra y el agua. La tierra como arquitectura, el agua como elemento principal que da forma a esta, porque el agua es
principio de vida y de muerte.

Se piensa el proyecto como un gran jardín que va modelando el terreno existente y que se va enterrando hasta buscar un sitio
tranquilo, donde el agua de la antigua Llacuna es la protagonista que trata de llegar al mar. Para ello, la red de aguas pluviales
se abre para dejar que el agua vuelva a ocupar el lugar y modele la topografía que será la que mantenga la privacidad en los
espacios más íntimos, como las salas de vela y el gran vestíbulo al aire libre. De esta topografía surgirá también la arquitectura,
los muros de tapial que recogen el programa. A partir de ella también se crean nuevos recorridos, un gran jardín que se va
difuminando con la ciudad que le pasa por encima. Aparecen una gran diversidad de situaciones: asomarse, esconderse,
adentrarse… Este jardín nuevo del cementerio convive como un espacio abierto a la ciudad, con posibilidad de cerrarse.

Desde el punto de vista del rito funerario, el nuevo jardín abre posibilidades, cruces y paseos. A partir del segundo departamento
del actual recinto fúnebre, la logia te acompaña desde la ciudad, atravesando la entrada del cementerio hasta el lugar de
encuentro con la familia, a la entrada de las salas de vela, desde donde parte el cortejo fúnebre en caso de que la familia quiera
acompañar al difunto hasta la capilla. De este modo el cortejo pasa por los departamentos IV, III y I hasta llegar a la antigua
Capilla, ahora desacralizada y convertida en un espacio multiconfesional. Una vez acabada la ceremonia, pasando por el porche
de la capilla y atravesando el jardín de panteones del departamento II y el archivo, se llega al crematorio y punto de inicio del
jardín, donde se despide a la familia. Después comienza la segunda parte, el entierro o el depósito de cenizas en este caso a
través del jardín. Como vemos, aparece el agua y la vegetación que la acompaña. A medida que el cementerio se entierra, se
va borrando la ciudad, alejándonos del ruido y acercándonos al cielo. Este recorrido en el final ya no tiene una pendiente tan
suave, preparando al paseante para la vuleta a la ciudad, a la vida; creándose una alegoría con la superación de la pérdida de
un ser vivo. Saltando las barreras del S. XXI para por fin llegar al Mar.

Todo ello, sin dejar de lado lo que había en el emplazamiento, es decir, las fábricas que desde el comienzo del proyecto y en
todo su proceso se habían intentado recuperar y que acaban de ayudar a construir este espacio de memoria. Para ello, se ha
hecho un estudio exhaustivo de todos los elementos que las componen y se han clasificado en función del material y del orden
de desmontaje, elementos significativos del lugar y de su memoria. En el caso de las cerchas, estas se convertirán en luminarias.
Las rejas de ventanas de acero, serán las puertas del nuevo parque. Las vigas de metal que puedan usarse para cubrir luces del
programa. El resto de elementos como las cerámicas y las pequeñas vigas de madera o piezas de metal quedarán embebidas en
el pavimento.

Tanto en el cementerio como en el espacio publico son muy importantes tres temas: la vegetación, el agua y la iluminación.
Hay ciertas normas sobre que vegetación se puede plantar. En el caso del cementerio, sólo se permiten plantas de hoja perenne
y se deben evitar las plantas venenosas o con espinas. Toda la vegetación tiene un sentido trascendental. Puesto que los pinos
son preexistentes, la única vegetación nueva del parque se dispone a lo largo del recorrido del agua, con distintas variaciones
en función del nivel de esta. Como árbol principal del recorrido el magnolio, un árbol grande, de hojas brillantes que contrasta
con la tonalidad mate de los pinos, pero que tiene una flor muy parecida al nenúfar. Además significa el comienzo de una
nueva etapa, la alegoría principal del cementerio.

El agua es el elemento principal, omnipresente en todo el proyecto que se recoge a lo largo del recorrido en las zonas más
bajas. El recorrido es el de la excavación y el natural mar- montaña, de tal modo que el punto más bajo es el más cercano a la
ronda. El cauce de este recorrido es variable, de tal modo que el parque se inunda en función del caudal que haya, variando
así la sección.

El programa de cementerio no tiene por que ser una pieza que la ciudad expulsa fuera, como el cementerio de Collserola. todo
lo contrario. Los cementerios son parte de nuestra historia y nuestro patrimonio y deben ser sitios para disfrutar. Este nuevo
paisaje y arquitectura tratan de convertir el cementerio de Poblenou en un recorrido, en un lugar disfrutable, en un lugar local
que trata de recuperar el lugar de memoria de la Llacuna y a la vez universal, donde todos nos sentimos identificados.

Agradecimientos:

Marta Alardén
Directora Àrea de Comunicació i Qualitat
Cementiris de Barcelona, S.A.

Enrique Granell
Subdirector de cultura de la ETSAB

Eduard Callis
Eva Prats
Ricardo Flores

Miguel Rami
Antonio Sanmartín

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